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TRATADO DE 1870

¿QUÉ CULPA TIENE LA VACA...?

¿QUÉ CULPA TIENE LA VACA SI YO ME OLVIDO DE RETIRAR LA CACEROLA DEL FUEGO?

Estaba leyendo, escuchando comentarios y tratando de pensar para ordenar las ideas en torno a un asunto que ha escapado de la lógica y no pude menos que preguntarme ¿QUÉ CULPA TIENE LA VACA SI YO ME OLVIDO DE RETIRAR LA CACEROLA DEL FUEGO?

La falta de reconocimiento por parte del gobierno español de los derechos que el Tratado de 1870 otorga a los uruguayos en España, similares a los que otorga a los españoles en Uruguay, no puede transformar el calificativo de pueblo orgullosamente culto que recibe el uruguayo.

No pueden influir las decisiones del gobierno de España en la hospitalidad que los uruguayos brindamos a los españoles que han elegido nuestro país para vivir y trabajar.

Desde hace más de dos años, desde el escaparate que me ofrece Informe Uruguay (www.uruguayinforme.com) vengo reclamando el derecho de los uruguayos a residir y trabajar en tierra española no sólo por una justa correspondencia sino también porque existe un Tratado que avala este derecho desde 1870 y otro de 1992 que lo ratifica en todo.

En este tiempo en España hemos vivido dos gobiernos opuestos en su ideología pero muy identificados en un mismo criterio respecto a la inmigración: los inmigrantes son mano de obra.

En este tiempo se ha pasado de una ley restrictiva a la promesa de soluciones que no han llegado para todos, ni mucho menos, hasta este severo control sobre todo aquel que por sus rasgos o voz delata ser extranjero y por su actitud, ilegal.

Me he referido a extranjero sin permiso de residencia, para nada estoy puntualizando en ciudadanos uruguayos en particular.

El control, las exigencias, las expulsiones, las retenciones en aeropuertos son generales.

En la frontera marítima de España con Marruecos, a lo largo de toda la costa se han montado operaciones de vigilancia y quienes intentan –varios cientos por semana- ingresar al territorio peninsular son detenidos, atendidos correctamente por la Cruz Roja e inmediatamente trasladados a puntos de concentración (Centros de Acogida) y reenviados a su país de origen o, de no existir acuerdos en tal sentido o no identificar el país de marras, el inmigrante permanece detenido en situación precaria y por la saturación de estos centros, nada confortable.

En los aeropuertos la detección y detención resulta más fácil. No se está realizando una persecución en particular de los uruguayos que intentan ingresar sino de los latinoamericanos en general.

Más difícil tiene España el control de su frontera terrestre. Las aduanas rechazan pero los caminos rurales y senderos que unen España y Francia a través de los Pirineos son muchos y difíciles de controlar. Muchas veces los mismos que los españoles utilizaron para huir a Francia en la época franquista.

En muy pocas ocasiones nos hemos referido a esta frontera porque no es la que utilizan con frecuencia los uruguayos; porque si bien nos hemos referido a la problemática de la inmigración en general, como orientales no preocupa sobremanera y tratamos en especial la situación de los compatriotas.

Y al hablar de la situación de los uruguayos en España no nos referimos al trato que el pueblo español nos brinda. En ese pueblo puede haber quién nos observe con recelo, quién se niegue a darnos la mano, pero esos, si existen son una minoría tan pequeña que no llegamos a notarla.

La realidad es la otra, la del respeto y la consideración. Me atrevo a afirmar que a los uruguayos se nos respeta más que a la mayoría de los inmigrantes. Quizás porque tenemos muchos pesos pesados como embajadores (no me refiero a la representación de nuestra Embajada y Consulados).

Por todo esto, cuando leí que en Montevideo se habían pintado paredes con leyendas vejatorias para los españoles me dolió mucho. Tanto como me dolería, que al salir esta tarde de mi casa me encontrara con un graffiti vejatorio de mi patria.

¿Qué es cosa de unos pocos inadaptados? – No lo dudo; pero esos pocos ya lograron llevar su nefasta actitud al mundo.

Por suerte vivimos en la época de las comunicaciones y podemos entendernos de uno al otro lado del planeta en el mismo instante.

Por desgracia esta facilidad de llegar a todos los rincones nos hace tremendamente protagonistas, más de lo que muchos deberían serlo.

Cuando el embajador de España en Uruguay, Fernando Valderrama, realizó algunas manifestaciones referentes a la actuación de nuestros Representantes consideré que estaba incurriendo en una falta de profesionalidad; cuando hizo observaciones sobre el Tratado de 1870 y su no vigencia y alguna recomendación a nuestras autoridades, vi en su proceder una falta de información; cuando habló de amenazas a personas e intereses de españoles y a sí mismo consideré que estaba desacreditando interesada y concientemente a nuestro país.

En los dos primeros tópicos sigo pensando igual pero en su denuncia de amenazas lamentablemente tengo que decir que me equivoqué al creer que los uruguayos no íbamos a caer tan bajo *1.

¿Qué pasaría en España si un ‘Comando de Vigilancia de Uruguayos’ actuara en forma similar?

Nos guste o no, compartamos o no las opiniones, uruguayos y españoles estamos unificados en nuestros respectivos países como un todo y aunque sepamos que no es la totalidad del pueblo español el que impide que uruguayos ingresen a España, como no es la totalidad el pueblo uruguayo el que amenaza a los españoles que viven en Uruguay, para muestra basta un botón o, mejor dicho; hay siempre quién sacará provecho de las situaciones de otros y quién no necesitará más que lo que ya hay para tensar la cuerda y quizás, guardar los recortes de prensa para utilizarlos en otro momento más conveniente a sus intereses.

Los españoles que han forjado el progreso de Uruguay con su trabajo; que llegaron como inmigrantes en condiciones mucho más precarias que las de los uruguayos que se ven forzados a emigrar; que no solo huían de la miseria sino también de una guerra fraticida que aún hoy día sigue separando hermanos; que aceptaron trabajos humildes y con tesón llegaron a forjar empresas industriales y comerciales de envergadura, no son culpables de que alguien en su país interprete según los intereses del momento una ley y que, desconozca la palabra reciprocidad.

No lo son como no es la vaca culpable de que se derrame la leche cuando yo me olvido de retirar la cacerola del fuego.

Por otra parte y con una mano puesta sobre el corazón ¿Puede acaso el tonto que en Montevideo se dedicó realizar pintadas contra la colectividad española explicarme, que somos la inmensa mayoría de los orientales si no es descendientes de europeos?

En Uruguay no hay tribus indígenas desde hace 174 años; el escaso número de indios charrúas que escaparon de la masacre de 1831 de ‘Salsipuedes’ y los guaraníes, ya integrados durante la colonización a la civilización europea impuesta antes de la independencia, no tuvieron una descendencia pura.

Mezclaron su sangre con la europea, principalmente con la española. El gaucho, el mulato, nada es ajeno a España. Si hasta nuestro máximo referente de libertad, José Gervasio Artigas es nieto de españoles.

En España no hay pintadas contra los uruguayos, es más, existe ignorancia sobre lo que está ocurriendo respecto al Tratado de 1870 porque la prensa no se ha hecho eco de estos sucesos y tal vez, porque los españoles ubican a los americanos como una sola nación y cuesta mucho que comprendan las enormes distancias y las diferencias que hay entre uno y otro país, si se comentara se unificaría en una sola bolsa muchos problemas diferentes resultando contraproducente a nuestros intereses.

Creo que hace bien el Canciller Reinaldo Gargano al pedir que se baje la pelota al piso. Futbolísticamente hablando, no podemos seguir tirando balonazos con la intensión de dejarle un ojo en negro al contrario, más que en la de ganar un partido.

El partido tiene dos tiempos y aún no ha comenzado el segundo. Uruguay y España están en la etapa de precalentamiento.

Como espectador diría que tenemos buenas posibilidades si sabemos jugar técnicamente en profundidad pero, si comenzamos a perder la pelota y dejar que el rival gane posiciones el marcador puede resultar contrario a nuestras expectativas.

Desde la pitada inicial estamos contando con buen director técnico.

Yo diría que hay estrategia en el juego y el banquillo yoruga se muestra tranquilo a pesar del nerviosismo de un importante sector de la hinchada y la colaboración de otra parte del público.

En la otra cancha ya hay cambios.

Y los cambios significan que las cosas no están saliendo tan bien.

Primero se sustentó por parte del gobierno español la teoría de que el Tratado de 1870, cuyo cumplimiento reclama Uruguay, no está vigente.

Uruguay respondió con un pase largo que llegó a la media cancha rival. La jugada charrúa hace constar que el Tratado nunca fue recurrido por lo que su vigencia es plena.

Atajado a medias el avance uruguayo por la retaguardia hispana se produjo un contraataque defensivo, una jugada poco entendible pero factible de anular al contrario.

Desde la media cancha se intentó que el balón describiera una curva haciendo recaer el motivo del incumplimiento del Tratado en los posteriores Acuerdos y Tratados de integración a la Unión Europea entre este organismo y España.

Excelente atajada del arquero celeste.

La legislación comunitaria especifica que habiendo Tratados firmados con terceros países, anteriores y vigentes al momento de la firma de los Acuerdos con la UE, éstos no perderán su validez.

Nuevos intentos de contraataque del equipo rojo. No hay éxito.

Algunos pases en profundidad de los charrúas traen al campo varias resoluciones judiciales que ponen a España en muy difícil situación.

Desde las gradas llega el aliento incansable de la afición celeste.

Los cantos refieren a la interposición de recursos judiciales y a la intervención de tribunales internacionales.

Lamentablemente, a esta altura el partido comienza a enturbiarse y en cualquier momento uno de los equipos podría quedarse con diez jugadores.

Llegamos al final del primer tiempo y el técnico de Uruguay pide que se juegue con flexibilidad y se realice un permanente trabajo político para poder destrabar el marcador.

*1 El autodenominado ‘Comando de Control de Españoles Nativos en Territorio Uruguayo –CENTU’ envió al embajador español Fernando Valderrama y a integrantes de la colectividad española en Uruguay un mail informándoles que hay 150 integrantes del ‘comando’, a los que identifica como ‘agentes’, que realizarán actividades puntales de seguimiento y control de los españoles (de origen) y uruguayos hijos y nietos de éstos, radicados en Uruguay. El supuesto ‘férreo control’ comenzaría no bien cualquier ciudadano español ponga el pie en territorio uruguayo y se vendría llevando sobre los que son residentes en el país- implicando desde sus actividades hasta la vigilancia del pago correcto de sus impuestos. El CENTU también realizó una recomendación a los consumidores para que no adquieran productos de origen español.

Graciela Vera – periodista independiente, en Almería, en el sur del norte, a 8 de julio de 2005

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